En estos días el pueblo anda algo convulsionado. El mes pasado tuvimos cuatro personas fallecidas y el otro día se nos fueron dos en La Peza y un chaval de unos 30 años en Los Villares. Esta mañana , ojeando un libro de Lie-Tse "Una guía taoísta sobre el arte de vivir", me he encontrado con este texto:
La acción de una cosa produce efectos sobre otra. En un universo en que todo está interconectado, esto es simplemente natural. Así pues, una forma y su sombra, o un sonido y su eco siempre van juntos. Cuando hay acción, hay efecto. cuando hay efecto, hay una respuesta en acción.
El Libro del Emperador Amarillo afirma: "Cuando hay acción, hay efecto. Cuando se mueve la forma, se produce una sombra, no otra forma. Cuando suena un sonido, produce un eco, no otro sonido. La calma no genera calma, sino movimiento".
Aunque las cosas difieren en apariencia, todas proceden del mismo origen y retornarán a la misma fuente. Algunas cosas pueden perdurar más que otras, pero todas retornarán posteriormente a lo que eran antes de emerger a la existencia. Las personas utilizan las palabras "comienzo" y "fin" para describir el inicio y el final de las cosas. Sin embargo, "comienzo" es realmente la reunión de la energía, y "fin" es simplemente la disolución de dicha energía. Lo que se unió puede fácilmente disolverse si las condiciones se vuelven desfavorables. Lo que se ha disuelto puede unirse de nuevo, si las circunstancias son apropiadas. Por ello, ¿quién puede decir que hay un comienzo y unfin?
La vida y la muerte siguen un curso natural, y nosotros debemos dejarlas venir y partir conforme a él. Para muchas personas el problema consiste en que cuando llega el momento de partir, todavía se aferran, y cuando llega el momento en que se produzca algo en el mundo, intentan impedirlo. Esto es ir contra el orden natural de las cosas. Por ello los antiguos dicen que lo que debe llegar llegará, y lo que debe partir partirá. Las personas intentan con todas sus fuerzas hacer que sucedan o no sucedan las cosas, porque no entienden su orden natural. Creen que pueden controlar su resultado final, y, después de todo, tras un largo esfuerzo, descubren que todo su duro trabajo produce el efecto opuesto.
Nuestro espíritu es el producto del cielo y nuestros huesos son los productos de la tierra. Cuando los dos ya no pueden estar juntos, cada uno retorna a su fuente. Lo que es puro y ligero se elevará hasta el cielo y flotará, y lo que es turbio y pesado se hundirá y será absorbido dentro de la tierra. Cuando esto sucede, decimos que una persona se ha convertido en un fantasma. En chino, kuei, también significa volver al cielo y a la tierra. Por ello, la muerte no es el final de las cosas, sino el retorno al origen. Con la muerte, los componentes de que está hecha una persona siguen su propio camino, regresando a donde estaban antes de convertirse en partes de una persona. El tiempo que pasamos en este mundo constituye un viaje a través del ciclo que llamamos vida. Como huéspedes, nos entretenemos por un período de tiempo en este reino antes de partir al otro. ¿Y quién puede decir cuánto permanecerá este viajero en el próximo reino antes de embarcarse para hacer otra visita al reino de los vivos?
El Libro del Emperador Amarillo afirma: "Cuando hay acción, hay efecto. Cuando se mueve la forma, se produce una sombra, no otra forma. Cuando suena un sonido, produce un eco, no otro sonido. La calma no genera calma, sino movimiento".
Aunque las cosas difieren en apariencia, todas proceden del mismo origen y retornarán a la misma fuente. Algunas cosas pueden perdurar más que otras, pero todas retornarán posteriormente a lo que eran antes de emerger a la existencia. Las personas utilizan las palabras "comienzo" y "fin" para describir el inicio y el final de las cosas. Sin embargo, "comienzo" es realmente la reunión de la energía, y "fin" es simplemente la disolución de dicha energía. Lo que se unió puede fácilmente disolverse si las condiciones se vuelven desfavorables. Lo que se ha disuelto puede unirse de nuevo, si las circunstancias son apropiadas. Por ello, ¿quién puede decir que hay un comienzo y unfin?
La vida y la muerte siguen un curso natural, y nosotros debemos dejarlas venir y partir conforme a él. Para muchas personas el problema consiste en que cuando llega el momento de partir, todavía se aferran, y cuando llega el momento en que se produzca algo en el mundo, intentan impedirlo. Esto es ir contra el orden natural de las cosas. Por ello los antiguos dicen que lo que debe llegar llegará, y lo que debe partir partirá. Las personas intentan con todas sus fuerzas hacer que sucedan o no sucedan las cosas, porque no entienden su orden natural. Creen que pueden controlar su resultado final, y, después de todo, tras un largo esfuerzo, descubren que todo su duro trabajo produce el efecto opuesto.
Nuestro espíritu es el producto del cielo y nuestros huesos son los productos de la tierra. Cuando los dos ya no pueden estar juntos, cada uno retorna a su fuente. Lo que es puro y ligero se elevará hasta el cielo y flotará, y lo que es turbio y pesado se hundirá y será absorbido dentro de la tierra. Cuando esto sucede, decimos que una persona se ha convertido en un fantasma. En chino, kuei, también significa volver al cielo y a la tierra. Por ello, la muerte no es el final de las cosas, sino el retorno al origen. Con la muerte, los componentes de que está hecha una persona siguen su propio camino, regresando a donde estaban antes de convertirse en partes de una persona. El tiempo que pasamos en este mundo constituye un viaje a través del ciclo que llamamos vida. Como huéspedes, nos entretenemos por un período de tiempo en este reino antes de partir al otro. ¿Y quién puede decir cuánto permanecerá este viajero en el próximo reino antes de embarcarse para hacer otra visita al reino de los vivos?
Autor personal: Lie Tse
Título: Una guía taoísta sobre el arte de vivir / versión de Eva Wong ; traducido por Alfonso Colodrón
Publicación: Barcelona: Círculo de Lectores, 2009
Vía | Dinamizador
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