Se ha inaugurado una nueva exposición itinerante, que el Patronato Cultural Federico García Lorca de la Diputación de Granada, ofrece a los municipios de la provincia, dentro del programa de concertación “Lorca visita…”

VERDE SONÁMBULO
Imágenes para volverse Lorca
Fotografías de Francisco José Sánchez Montalbán
Ilustrar un poema puede resultar un trabajo peligroso, embarazoso y poco prometedor, incluso, casi inservible y poco atrayente, sobre todo tratándose de poemas tan visuales y conocidos como el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca. Por ello, y en homenaje al aniversario de su publicación, esta colección de fotografías persigue imaginar un recorrido emocional sobre las sensaciones más personales que los versos pueden llegar a originar. No se trata pues de una traducción visual de las palabras de Lorca sino de una narración sentimental de imágenes actuales que refieren y acarician el texto de una manera respetuosa y sensitiva.

El cuerpo, el pelo, la respiración, la espera, incluso una arquitectura soñada o una danza de los sentidos, son aspectos subterráneos en estos versos que ahora florecen como certificados fronterizos y que expresan una recreación visual con el espectador, una travesura sensorial a manera de glosa apasionada. Estas fotografías, que lejos quieren estar de las crónicas reales y documentales, desafían a una devota versión precisa, y se fascinan en una artesanía arriesgada y atrayente que proporciona gozo y ternura para la mirada y el conocimiento; por ello, estas fotografías quieren construir un pasaporte a la iconografía emocional de estos versos, un viaje a la sensibilidad de la poesía, un papel para el escenario del poeta y si es posible unas humildes disposiciones para volverse Lorca.
Francisco José Sánchez Montalbán
ROMANCE SONÁMBULO
A Gloria Giner
y a Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
*
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
*
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
*
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
*
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
*
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
2 de agosto de 1924
Vía | Dinamizador

VERDE SONÁMBULO
Imágenes para volverse Lorca
Fotografías de Francisco José Sánchez Montalbán
Ilustrar un poema puede resultar un trabajo peligroso, embarazoso y poco prometedor, incluso, casi inservible y poco atrayente, sobre todo tratándose de poemas tan visuales y conocidos como el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca. Por ello, y en homenaje al aniversario de su publicación, esta colección de fotografías persigue imaginar un recorrido emocional sobre las sensaciones más personales que los versos pueden llegar a originar. No se trata pues de una traducción visual de las palabras de Lorca sino de una narración sentimental de imágenes actuales que refieren y acarician el texto de una manera respetuosa y sensitiva.

El cuerpo, el pelo, la respiración, la espera, incluso una arquitectura soñada o una danza de los sentidos, son aspectos subterráneos en estos versos que ahora florecen como certificados fronterizos y que expresan una recreación visual con el espectador, una travesura sensorial a manera de glosa apasionada. Estas fotografías, que lejos quieren estar de las crónicas reales y documentales, desafían a una devota versión precisa, y se fascinan en una artesanía arriesgada y atrayente que proporciona gozo y ternura para la mirada y el conocimiento; por ello, estas fotografías quieren construir un pasaporte a la iconografía emocional de estos versos, un viaje a la sensibilidad de la poesía, un papel para el escenario del poeta y si es posible unas humildes disposiciones para volverse Lorca.
Francisco José Sánchez Montalbán
ROMANCE SONÁMBULO
A Gloria Giner
y a Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
*
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
*
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
*
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
*
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
*
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
2 de agosto de 1924
Vía | Dinamizador
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