Lo que ha pasado esta semana en la Peza no tiene nombre. Después de las lluvias incesantes que nos han traido goteras y malas caras al mismo tiempo, tenemos que sumar los contínuos derrumbes de nuestras carreteras.
Limpiando la carretera a mediados de febrero.
Parecía que llegaba la normalidad.
En esta semana, cuando ya parecía que la cosa comenzaba a normalizarse, las "Trincheras" se derrumbaron dejando al pueblo incomunicado por esta vía. Esto ocurría el lunes por la tarde-noche. Después de un día de intensas lluvías.
El Espique y el Moroyón el Lunes por la mañana.
Y el camino de las Eras a las cuatro de la tarde.
Yo me enteré estando en el centro, así que llamé a Celia y me confirmó que, efectivamente, la carretera del pantano estaba cortada y la del pantano de Quéntar tenía dificultades. Esa noche, me volví por la carretera de Graena. Al llegar al cruce que nos lleva hacia el pantano o Graena, tome para el pantano y al final me encontré que la carretera estaba siendo cortada a esa altura.
Al día siguiente, martes, por la tarde. Llegué hasta las "trincheras": seguían cortadas. Me paré y me dijeron que no se podía pasar, que así ellos no podrían trabajar. A esto que Pepe, el director de la Banda de Música, llegó y dijo que el acceso por Graena a La Peza (ese que pone paisaje pintoresco y que pasa por el túnel de los "enamorados") también estaba siendo cortado. Cogí teléfono y llamé a Celia. Y efectivamente, en la carretera se había producido un desnivel de más de medio metro, delante de sus ojos. La Peza quedaba incomunicada por unas horas con la autovía. El Ideal recogío este incidente, pincha AQUÍ para ver la noticia.
Martes por la tarde,
las "Trincheras" cerradas.
A la mañana siguiente regresé al pueblo, para trabajar, nuevo intento. En la autovía estaban quitando parte de un derrumbe, justo un poco por encima de donde cogemos la carretera del pantano. Estaba cortado con conos y en la entrada de la carretera del pantano se encontraba un coche con las luces intermitentes. En estas situaciones, donde la velocidad del coche es elevada, vienen vehículos por detrás y alguno te está adelantando ( a esto hemos de sumar los años que aminoran los reflejos y dan un prurito de acojone a la vida) me dejé caer hasta el cruce de Purullena para ir por la carretra de Graena. En el cruce hacia La Peza o el Pantano, la carretera estaba cortada. Fuí hacia el Pantano, pensando que ya estaría abiertas las "Trincheras" (quién le pondría ese nombre). Me encontré con las vallas puestas, pero por un lado se podía pasar. Algunos coches, pocos, salían por ahí. Mientras miraba y tiraba alguna fotografía, llegó una furgoneta de una Floristería. Me preguntó si se podía pasar y yo le contesté que estaban pasando coches. Se animó a ir al pueblo, detrás iba otro coche. Yo finalmente me fuí detrás de ellos, aunque con el paso lento ya que estaba entretenido con las fotografías y el espectáculo que me ofrecía la carretera. Al llegar al puente de Rambla Seca, veo que la furgonta y el otro coche están parados con los vehículos mirando en dirección al pantano, ¡vamos!, con la intención de regresar. Tiré unas fotos al pantano que ya cubre Rambla Seca y me acerqué para preguntarles, ya que seguían parados. Uno de ellos se fué para mí y me dijo, con un gran nerviosismo, que el monte se acababa de caer delante de sus ojos. Nos dimos la vuelta con la preocupación de que, en ese momento, se produjera otro derrumbe en las trincheras y nos quedásemos allí. Mientras iba dirección al pantano me crucé con el coche de la Guardía Civil que iba a todo trapo.
Llegando por Graena.
Pasando por la "trincheras",
llegando al puente de Rambla Seca y
la carretera de Malajara.
Esta vez persistí en mi empeño de acercarme al pueblo. Y lo intenté por el camino de Malajara, el que va de La Peza a Diezma. No había un alma por allí. El agua corría entre los olivos. En un haza se veía una zanja, a todo lo largo, en la que podía entrar un coche. Una parte de la cuneta estaba derrumba. Finalmente llegué a una parte donde la carretera estaba reventada y corría agua en abundancia. Decidí regresar pensando que no estaba el día para bravuras. Dí la vuelta más arriba, como puede. Mientras subía me volví a cruzar con el coche de la Guardía Civil que iban al pueblo por este camino, para que luego digan que no están donde deben de estar. Me confirmaron que el paso no estaba apto para vehículos rudimentarios como el mío. Ellos iban con un 4X4 y me dije "así ya se puede". Sobre las dos, en la carretera a Quéntar se produjo otro desprendimiento: La Peza, pueblo de bravos y aguerridos luchadores, quedaba incomunicada por sus cuatro vías asfaltadas. Más de uno nos hemos acordado de esa imagen de un monte que se venía abajo tragándose casas en Italia y de la frase que decía uno de sus habitantes: "hoy he visto el fin del mundo".
Fotografías obtenidas de Tuenti,
subidas por algunas personas del pueblo,
donde se ve el derrumbe de las dos carreteras.
Limpiando la carretera a mediados de febrero.
Parecía que llegaba la normalidad.
En esta semana, cuando ya parecía que la cosa comenzaba a normalizarse, las "Trincheras" se derrumbaron dejando al pueblo incomunicado por esta vía. Esto ocurría el lunes por la tarde-noche. Después de un día de intensas lluvías.
El Espique y el Moroyón el Lunes por la mañana.
Y el camino de las Eras a las cuatro de la tarde.
Yo me enteré estando en el centro, así que llamé a Celia y me confirmó que, efectivamente, la carretera del pantano estaba cortada y la del pantano de Quéntar tenía dificultades. Esa noche, me volví por la carretera de Graena. Al llegar al cruce que nos lleva hacia el pantano o Graena, tome para el pantano y al final me encontré que la carretera estaba siendo cortada a esa altura.
Al día siguiente, martes, por la tarde. Llegué hasta las "trincheras": seguían cortadas. Me paré y me dijeron que no se podía pasar, que así ellos no podrían trabajar. A esto que Pepe, el director de la Banda de Música, llegó y dijo que el acceso por Graena a La Peza (ese que pone paisaje pintoresco y que pasa por el túnel de los "enamorados") también estaba siendo cortado. Cogí teléfono y llamé a Celia. Y efectivamente, en la carretera se había producido un desnivel de más de medio metro, delante de sus ojos. La Peza quedaba incomunicada por unas horas con la autovía. El Ideal recogío este incidente, pincha AQUÍ para ver la noticia.
Martes por la tarde,
las "Trincheras" cerradas.
A la mañana siguiente regresé al pueblo, para trabajar, nuevo intento. En la autovía estaban quitando parte de un derrumbe, justo un poco por encima de donde cogemos la carretera del pantano. Estaba cortado con conos y en la entrada de la carretera del pantano se encontraba un coche con las luces intermitentes. En estas situaciones, donde la velocidad del coche es elevada, vienen vehículos por detrás y alguno te está adelantando ( a esto hemos de sumar los años que aminoran los reflejos y dan un prurito de acojone a la vida) me dejé caer hasta el cruce de Purullena para ir por la carretra de Graena. En el cruce hacia La Peza o el Pantano, la carretera estaba cortada. Fuí hacia el Pantano, pensando que ya estaría abiertas las "Trincheras" (quién le pondría ese nombre). Me encontré con las vallas puestas, pero por un lado se podía pasar. Algunos coches, pocos, salían por ahí. Mientras miraba y tiraba alguna fotografía, llegó una furgoneta de una Floristería. Me preguntó si se podía pasar y yo le contesté que estaban pasando coches. Se animó a ir al pueblo, detrás iba otro coche. Yo finalmente me fuí detrás de ellos, aunque con el paso lento ya que estaba entretenido con las fotografías y el espectáculo que me ofrecía la carretera. Al llegar al puente de Rambla Seca, veo que la furgonta y el otro coche están parados con los vehículos mirando en dirección al pantano, ¡vamos!, con la intención de regresar. Tiré unas fotos al pantano que ya cubre Rambla Seca y me acerqué para preguntarles, ya que seguían parados. Uno de ellos se fué para mí y me dijo, con un gran nerviosismo, que el monte se acababa de caer delante de sus ojos. Nos dimos la vuelta con la preocupación de que, en ese momento, se produjera otro derrumbe en las trincheras y nos quedásemos allí. Mientras iba dirección al pantano me crucé con el coche de la Guardía Civil que iba a todo trapo.
Llegando por Graena.
Pasando por la "trincheras",
llegando al puente de Rambla Seca y
la carretera de Malajara.
Esta vez persistí en mi empeño de acercarme al pueblo. Y lo intenté por el camino de Malajara, el que va de La Peza a Diezma. No había un alma por allí. El agua corría entre los olivos. En un haza se veía una zanja, a todo lo largo, en la que podía entrar un coche. Una parte de la cuneta estaba derrumba. Finalmente llegué a una parte donde la carretera estaba reventada y corría agua en abundancia. Decidí regresar pensando que no estaba el día para bravuras. Dí la vuelta más arriba, como puede. Mientras subía me volví a cruzar con el coche de la Guardía Civil que iban al pueblo por este camino, para que luego digan que no están donde deben de estar. Me confirmaron que el paso no estaba apto para vehículos rudimentarios como el mío. Ellos iban con un 4X4 y me dije "así ya se puede". Sobre las dos, en la carretera a Quéntar se produjo otro desprendimiento: La Peza, pueblo de bravos y aguerridos luchadores, quedaba incomunicada por sus cuatro vías asfaltadas. Más de uno nos hemos acordado de esa imagen de un monte que se venía abajo tragándose casas en Italia y de la frase que decía uno de sus habitantes: "hoy he visto el fin del mundo".
Fotografías obtenidas de Tuenti,
subidas por algunas personas del pueblo,
donde se ve el derrumbe de las dos carreteras.
Vía | Dinamizador
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