E l martes me fui con el coche, y con Antonio, al Nabogar y desde allí nos animamos a continuar el camino. En principio queríamos ir a la Fuente de Las Perdices pero finalmente pasamos junto a Peña Bermeja. Y nos dijimos que por qué no subíamos hasta arriba. Dicho y hecho. El día comenzaba a llenarse de nubes y un viento freso, de sierra alta, corría por la cima de la montaña. El paisaje es majestuoso aunque las fotografías no lo reflejan realmente. En lo alto se encuentra unos de los puestos de vigilancia de los forestales. Había una bolsa, olvidada, con chicles y una batería grande. Y poco más. El viento y el frío y el silencio y La Peza al fondo. Vía |
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