Escribo, luego existo. Me fui de vacas en la segunda semana se agosto con todo el calor sobre mis hombros. Y me he dedicado a la saludable tarea de no hacer nada. Como bien nos enseña el Tao a través de la disciplina del Wu Wei. Nada de nada, bueno, apenas nada. he realizado muchos Sudokus.
He llegado a La Peza y me he encontrado con un incendio en Espique. No ha sido muy grande pero a vuelto a traer a nuestras mentes recuerdos de un pasado todavía cercano. También me encuentro que están arreglando la entrada al pueblo por la autovía. No sé bien que van a hacer pero quieren arreglarlo. En principio van a mejorar el camino de salida para Darro; esa carretera que se coge a la izquierda antes de llegar a la autovía. Y van a mejorar el acceso a La Peza para los que vienen dirección Guadix por el cruce de Darro, pero no sé bien cómo. La idea es evitar que sigamos dando vueltas por esas carreteras cada vez que pensamos en salir o entrar en nuestro pueblo. ¡Ya era hora!
Por lo demás no ha ocurrido nada reseñable, ya se ha perdido la tradición de las escapadas, cuando los novios, eternamente enamorados, se iban fuera del pueblo para obligar a los padres a casarlos. Por aquello de la honra y la deshonra. ¡Qué tiempos!
He llegado a La Peza y me he encontrado con un incendio en Espique. No ha sido muy grande pero a vuelto a traer a nuestras mentes recuerdos de un pasado todavía cercano. También me encuentro que están arreglando la entrada al pueblo por la autovía. No sé bien que van a hacer pero quieren arreglarlo. En principio van a mejorar el camino de salida para Darro; esa carretera que se coge a la izquierda antes de llegar a la autovía. Y van a mejorar el acceso a La Peza para los que vienen dirección Guadix por el cruce de Darro, pero no sé bien cómo. La idea es evitar que sigamos dando vueltas por esas carreteras cada vez que pensamos en salir o entrar en nuestro pueblo. ¡Ya era hora!
Por lo demás no ha ocurrido nada reseñable, ya se ha perdido la tradición de las escapadas, cuando los novios, eternamente enamorados, se iban fuera del pueblo para obligar a los padres a casarlos. Por aquello de la honra y la deshonra. ¡Qué tiempos!
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