Hace tiempo que no se pasaba por el centro Mari Ángeles. Y me ha traido un poema de una amiga suya de la Asociación de Parkinson de Málaga. La historia del poema viene de una nieta que tiene Ana, con cuatro años, y que, cada vez que la visita, va detrás de su bastón.
EL BASTÓN DE MI ABUELA
Mi abuela tiene un bastón.
Con él me gusta jugar.
El bastón de mi abuela
La ayuda a caminar.
El bastón de mi abuela
Cuando me pongo a jugar
Hace de jaca o caballo
Y me lo paso genial.
Pero siempre que lo cojo
Hay alguien que me regaña:
¡Deja el bastón! ¡Tiene caca!
El bastón de mi abuela
No tiene caca. ¡Tontuela!
Su bastón está limpito
Sin el bastón no podría
Mi abuelita caminar.
Y a mí me gusta cogerlo
Para jugar sin parar.
Yo no juego con caca
Yo juego con el bastón
Con el bastón de mi abuela
A la que quiero un montón.
Ana Rosa Ruiz.
Mi abuela tiene un bastón.
Con él me gusta jugar.
El bastón de mi abuela
La ayuda a caminar.
El bastón de mi abuela
Cuando me pongo a jugar
Hace de jaca o caballo
Y me lo paso genial.
Pero siempre que lo cojo
Hay alguien que me regaña:
¡Deja el bastón! ¡Tiene caca!
El bastón de mi abuela
No tiene caca. ¡Tontuela!
Su bastón está limpito
Sin el bastón no podría
Mi abuelita caminar.
Y a mí me gusta cogerlo
Para jugar sin parar.
Yo no juego con caca
Yo juego con el bastón
Con el bastón de mi abuela
A la que quiero un montón.
Ana Rosa Ruiz.
Comentarios